Entre las murallas de nuestro Castillo-Fortaleza nos deleitamos con la maravilla de los tonos de la guitarra flamenca.
La Plaza del Amparo mostró una de nuestras tradiciones más arraigadas, el tamboril y la flauta de nuestras danzas, fiestas y romería.
El Porche de la Iglesia se convirtió en una pequeña galería de arte Cumbreño.
Gracias a todos los que lo hicisteis posible con vuestra colaboración.
Gracias a todos los que asististeis al encuentro con nuestro Patrimonio, nuestra Cultura, nuestra Gente… noche entrañable, noche mágica.