Don Miguel Durán Díaz

BIOGRAFÍA

Don Miguel Durán Díaz nació en 1906 en la calle Barrio Alto, en la localidad serrana de Los Marines, Huelva, en el seno de una familia humilde. Era el más pequeño de 7 hermanos.

Por medio del canónigo de la Catedral de Sevilla, Juan Floriano Sánchez, que era también de Los Marines, entró a formar parte del grupo de “Seises” de la Catedral de Sevilla, cuando tenía 7 u 8 años. Su condición de “Seise” fue la que le hizo involucrarse y recuperar la Danza en nuestro pueblo. Los “Seises” son una agrupación de diez niños que realizan una danza sagrada delante del Santísimo de la Catedral de Sevilla  en la Octava del Corpus Christi, en la Octava de la Inmaculada Concepción.

Después pasó al seminario, donde estuvo varios años, hasta que el 15 de marzo de 1930 fue ordenado sacerdote en el altar mayor de la Catedral de Sevilla. Ese mismo año, el 27 de mayo cantó su primera misa en Los Marines, su pueblo natal.

Estuvo destinado por primera vez en El Madroño (Sevilla), y en Huelva, hasta que en 1933 lo destinan a Cumbres Mayores donde ejerció el sacerdocio durante 46 años ininterrumpidos.

En la Asamblea Conjunta Diocesana bajo la presidencia del que fuera después Obispo de Huelva, Monseñor Rafael González Moralejo, y tras un amplio estudio, en el que tuvieron activa participación sacerdotes de las distintas zonas onubenses, el prelado de la diócesis estableció la nueva delimitación de arciprestazgos en la que Don Miguel fue nombrado Arcipreste de la Sierra Occidental, cargó que ocupó durante dieciséis años.

A Don Miguel, como a miles de compatriotas les tocó vivir momentos muy duros durante la Guerra Civil.

 

En febrero de 1955, es llamado por el alcalde, Don José Antonio Camacho, para que formara una banda de música en el pueblo. Él aceptó. Se echó un pregón para que acudieran al ayuntamiento los que quisieran formar parte de la banda. Se alistaron 60 muchachos y 30 niños, y con ellos comenzaron las clases de solfeo en un salón del Ayuntamiento, todas las noches a las nueve. Alos seis meses de solfeo llevó el Párroco a los alumnos a casa del Señor alcalde para que ante su presencia solfearan lecciones del método que el alcalde quisiera y convencerle de que había llegado el momento de comprar los instrumentos. El alcalde dijo que en aquel momento no había dinero, pero el párroco indicó que los comprara a plazos, y así fue como se hizo.

Por tanto, Don Miguel fundó la Banda Municipal de Música de Cumbres Mayores, de la que da fe el extracto del Acta de la Sesión Ordinaria del 15 de septiembre de 1955: “Enterada la Corporación y previo estudio y discusión, por unanimidad acuerda, Que la Alcaldía haga constar al Señor Cura Párroco Don Miguel Durán Díaz el profundo agradecimiento de la Corporación por su ejemplar y generosa obra, tan beneficiosa para la economía municipal, educación cultural del vecindario y prestigio social. Nombrándola así mismo director técnico de la Banda Municipal para todo el tiempo que él desee y con plenas facultades sobre educados y directivos…”

En estos primeros pasos de la Banda de Música, merece también una mención especial Julio Puig Doménech Movilla, el cual dirigía las prácticas de educación y preparación de música de los educandos.

Pero no todo fue un camino de rosas. En septiembre de 1959, se produjeron unos hechos lamentables en Cumbres Mayores, de un ataque frontal a la Banda de Música ya que aparecieron rotos 13 instrumentos. Hecho que además de causarle un gran dolor a Don Miguel, hizo tambalearse la convivencia y la paz social en nuestro municipio como él mismo manifiesta en una carta fechada el 31 de octubre de 1959 y dirigida al Director General de Seguridad en Madrid, el cual le manifiesta, entre otras cosas, lo siguiente:

“Muy Señor Mío, en los días del 21 al 28 de septiembre se ha cometido en este pueblo un acto vandálico, machacando los instrumentos de la Banda Municipal de Música, de la cual he sido profesor y encargado de llevarla a su total perfeccionamiento.”

Reconocida también era su afición por el canto coral, la cual supo transmitir a muchas generaciones de cumbreños que hoy se encuentran aquí entre nosostros, muchos incluso siguen formando parte perteneciendo de la Coral Polifónica, que en honor a esa afición fue bautizada con su nombre.

En 1967 viajó por primera vez a la Puebla de Farnals para ver a los cumbreños que habían emigrado a tierras valencianas.

Tanto quería a Cumbres Mayores y le interesaba todo lo relativo a nuestra historia que en 1973 escribió “Apuntes Históricos de Cumbres Mayores escritos por su párroco Don Miguel Durán Díaz”. 

Por tanto, Don Miguel siempre ha sido un impulsor de nuestras tradiciones y fue fundamental su aporte a la cultura de nuestro pueblo engrandeciéndola. El legado que nos dejó ha sido grande, por ello con este reconocimiento queremos darle las gracias.

En 1978 se jubiló retirándose al Colegio Menor de Aracena, donde la añoranza y la nostalgia por Cumbres Mayores lo acompañaron. Ello propició que un grupo de cumbreños valoraran la necesidad de que Don Miguel retornara a Cumbres Mayores, y así un buen día, se desplazaron a Aracena para recogerlo y volver de nuevo a nuestro pueblo, donde pasaría los últimos momentos de su vida.

Las Bodas de Oro sacerdotales se produjeron en 1980, acontecimiento que quisieron celebrar el Señor Obispo y sus compañeros sacerdotes como homenaje a esa larga vida sacerdotal.  También las celebró junto a Juan Rojas Gil- Bermejo, Párroco de Camas y Antonio Suárez Pastor, Párroco de Montellano, ya que fueron todos ordenados en el altar mayor de la Catedral de Sevilla el mismo día que él.

Tenía pues recién cumplidas sus bodas de oro sacerdotales cuando, en mayo de 1980 falleció a los 73 años en Cumbres Mayores, en el pueblo que tanto quería y donde lo echarían tanto de menos. Dejó una huella imborrable entre todos nosotros.

Su partida fue tremendamente sentida por todo el Clero de la Diócesis, así como por todas las personas que lo conocían.

El entierro constituyó una fuerte expresión de respeto y veneración, con asistencia de todo el pueblo, participando en la concelebración más de veinte sacerdotes de Badajoz y Huelva, presididos por el Obispo de la Diócesis, que hizo resaltar ante el pueblo el testimonio pastoral del benemérito sacerdote.

Persona humilde, sencilla, cercana, con sentido del humor, implicada en la vida social de Cumbres Mayores. No era extraño verlo involucrado en el montaje de obras de teatro, además de dar clases de latín.

Su carácter sencillo y jovial “chapado a la antigua”, como se diría, lo hizo acreedor al aprecio de todos, incluido los niños, a los cuales concentraba entorno a él en las tardes donde impartía la doctrina. Su ministerio fue fecundo y prueba de ello son las varias generaciones a las que transmitió una formación cristiana honda y tradicional.

Antes de finalizar, voy a reseñar algunas de sus muchas anécdotas que estoy segura algunos habéis vivido con él:

-El reparto de ilusión la Noche de Reyes, haciendo que los monaguillos tuvieran que encontrar sus regalos por toda la iglesia.

-Lo que faltaba por ver era ver a un cura metido en años conduciendo una vespa con un monaguillo atrás.

-Si de vehículos hablamos, no se puede pasar por alto cuando compró su primer vehículo un Seat 600 al que bautizó como “maravilloso” e impensable lo que él hacía, cargado de monaguillos se desplazaba al pantano de Brovales y a las riberas cercanas.

Estas son algunas de sus muchas anécdotas.

  

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