De Galicia pase a Aragón (Huesca). Allí también viví una experiencia de solidaridad compartiendo con mi comunidad y con la gente de un barrio periférico de la ciudad. Trabajé en caritas diocesanas como coordinadora del programa de infancia y familia en situaciones de riesgo.
Y de Huesca di el salto a África, en este continente es donde he vivido las experiencias más fuertes de mi vida. La Congregación me envió a este lugar el 26 de Septiembre del 2000.
Escribir sobre mis experiencias vividas en estos años sería interminable, pues vivir en este lugar me ha hecho MÁS HUMANA Y MÁS CRISTIANA.
El primer país donde estuve de este continente fue en Togo, frontera con Burkina Faso, Ghana, Benín. Primero viví en un pobladito al norte del país muy pobre (Defale), pero muy lleno de vida, color y danza. Eso cambió mi manera de ver el mundo, más universal, más original,… Compartí mi vida con las hermanas de la comunidad y en un hogar de niños/as huérfanos/as, que me impulsaban cada día en la misión.
Cuando llegue no sabía francés (lengua oficial de este país y de Burkina-Faso), por lo cual, después de esta experiencia, tuve que irme unos meses a Francia para aprender un poco. De vuelta en 2002, me enviaron a otro lugar de Togo, a Sokode, segunda ciudad el país. Una ciudad mayoritariamente musulmana. Esta fue otra experiencia fuerte para mí, donde aprendí a parte de convivir con otras culturas a convivir también con otras religiones. Vivíamos en un barrio periférico de la ciudad mayoritariamente musulmán, donde teníamos un Centro de promoción de la mujer y una guardería para acoger a los niños/as que venían con sus mamas y otros niños del barrio. La mayoría de las mujeres eran jóvenes musulmanas que habían sido casadas muy jóvenes, a veces forzadas y sin haber tenido la posibilidad de haber ido al colegio. En nuestro centro se le daba la posibilidad de aprender costura, bordado, tintes…y además formación intelectual y humana. Tuve la suerte de vivir 7 años aquí, en contacto directo con muchas personas que me hicieron más solidaria con su manera de vivir, más tolerante al diferente, más ecuménica al trabajar con personas de otra religión. También teníamos contacto directo con la prisión y un trabajo activo de evangelización en la parroquia.